LA DESPENALIZACIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

Despenalización del consumo de drogas

Introducción: Buenos Aires, 25 Agosto del 2009. Ante el fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia, que dejó libres a cinco personas que consumían marihuana por considerar que su consumo en el ámbito privado está protegido por la Constitución Nacional.
Ante el fallo de la Corte Suprema de Justicia, quiero expresar a continuación mi humilde opinión.
Respeto los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Considero su autoridad. Además creo en el valor de las instituciones para el crecimiento de nuestra Nación.
Con espíritu de aportar al diálogo ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente y no de confrontar.
Podemos observar la buena intención de los que buscan no criminalizar al adicto, es bueno pero dejarlo abandonado es malo.
Intentemos pararnos desde la perspectiva de las familias más vulnerables.
Sin un buen sistema de salud, sin políticas fuertes de prevención, sin un sistema educativo realmente no podremos lograr la disminución del consumo.
Con el único punto de encuentro del adicto y su familia que pide ayuda con el Estado, es la justicia. Despenalizar en estas condiciones, es dejar abandonado al adicto, no hacerse cargo de su derecho a la salud.
Conocemos la dinámica misma de la adicción, que lleva muchas veces a hacer cualquier cosa para satisfacer el deseo desenfrenado de consumo de estos estupefacientes.
Lograr la despenalización, el próximo encuentro entre el Estado y el adicto ya no será en la enfermedad, sino en el delito, o suicidios, que a veces nace de ella.
Quiero defender a nuestros vecinos de los Barrios mas marginados de la ciudad de Trelew y como así también los barrios carenciados de nuestro País, por tantas cosas que suceden a Diario.
Una cosa es el Barrio carenciados, y otra el narcotráfico. Y señalar que los primeros que sufren las consecuencias del narcotráfico son los habitantes de estos barrios humildes.
El Evangelio de Jesús nos invita a pararnos, poner los pies sobre la tierra y desde allí mirar. Nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Este camino desde los pobres a todos nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar. Pero no así a la hora de sobrellevar, y ponernos al hombro, esta pesada, mochila que es la Droga.
Muchos de los niños, adolescentes y jóvenes de nuestros Barrios, no viven sino que sobreviven y muchas veces la oferta de la droga les llega antes que un ambiente dichoso y sano para jugar, llega antes que la escuela, o llega antes que un lugar para aprender un oficio y poder tener un trabajo digno. Se acortan así las posibilidades de darle un sentido positivo a la vida. Tenemos jóvenes que han salido de la droga, pero porque viven en el barrio, muchas veces se le ha marginado, la misma sociedad los rechaza, están condenados por algunos que los miran como delincuentes, drogaditos, hoy son muchos los que sufren este flagelo, “Hoy, fundamentalmente, en nuestra cultura la dignidad de la vida se juega en el eje inclusión-exclusión; comunión-aislamiento”
No pretendo que la responsabilidad frente a esta situación de desigualdad de oportunidades quede sólo en manos del Estado. La solidaridad es en primer lugar que todos nos sintamos responsables de todos.
Ahora como enfrentar como educar a los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia Droga y el consumo personal.
Me parece que al no sostener una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan el organismo.
Tenemos testimonios de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar de muchos que han empezado consumiendo pequeña cantidad de marihuana y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun como el paco. La vida se les volvió ingobernable.
Por eso desde nuestro punto de vista, como cristiano, las drogas no dan libertad sino que esclavizan.
Con la despenalización a mi parecer influiría en lo social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño, como así parece.

Conclusión: Estamos delante de un grave problema que se nos escapa de las manos, y es ahora que la Iglesia debe defender, los principios, valores de la familia, la Droga esta en todos lados no respeta estatus social, pero los mas golpeados son los mas carenciados a la hora de Juzgar.

Pastor, Carlos Constante. www.pastorconstante.blogspot.com