CUANDO LA SOBERBIA TE
ALEJA DE TODO LO BUENO
EL REY UZÍAS,
TENIENDO TODO SIENDO BENDECIDO EN TODO, POR NO RECONOCER SU ERROR MURIÓ LEPROSO, POR SU ARROGANCIA, ORGULLO.
Aunque el hombre
sea quebrantado Dios sigue en su Trono.
Usted puede leer luego el capítulo 26 del Segundo libro de
Crónicas. Allí está la historia de Uzías, un rey que comenzó bien, que
prosperó, que fue muy bendecido, que estaba bajo el consejo de un profeta y
prosperó hasta el punto que se hizo grande y fuerte, pero el día que se hizo
fuerte entró soberbia en su corazón, y entrando en el templo, quiso ocupar el
lugar de los sacerdotes tomando el incensario. (El incensario se refiere a la
alabanza y la adoración, y hoy no tenemos la necesidad de quemar incienso,
porque el incienso actual es nuestra alabanza y adoración).
Pero volviendo a la
historia de Uzías, tomó el incensario y comenzó a mecerlo, entonces entró el
principal sacerdote y ochenta sacerdotes entraron detrás de él, y el sacerdote
principal le dijo que no haga tal cosa porque no le correspondía hacerla, pero
Uzías se enfureció, y en vez de humillarse, en vez de pedir perdón y reconocer
su error y su soberbia, arrojó el incensario, y al instante (Por su orgullo y
arrogancia) le brotó lepra. Salió del santuario leproso y fue leproso hasta el
día de su muerte.
Vivió diez años más, pero vivió con esa lepra a cuestas, que
lo alejó del trono y de su familia, que lo alejó de todo lo digno que Dios le
había dado.
¡Qué bueno es cuando nosotros pedimos perdón al Señor por
nuestros pecados o equivocaciones! y clamamos Señor, perdona mi
error, Como dice el Padre nuestro: Y
perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores.
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