NO PODEMOS LLAMAR BUENO A LO QUE DIOS LLAMA PECADO.

NO PODEMOS LLAMAR BUENO A LO QUE DIOS LLAMA PECADO.

El pecado ha hecho que por naturaleza tú y yo seamos amantes del pecado y aborrecedores de Dios, quien es el único bien. ¡Si, es cosa muy seria considerar el pecado a la luz de la Palabra de Dios, ver lo que le ha hecho al hombre, a Dios y su Cristo, y a la creación de Dios! El pecado nos ha desligado de Dios y ha abierto las puertas del infierno. Es serio porque el pecado le ha costado al hombre su bien más precioso: su alma imperecedera.

No podemos llamar "bueno" a lo que Dios llama pecado.

La Biblia nos presenta la actitud de Dios hacia el pecado con fuertes sentimientos de hostilidad, indignación, y la absoluta aversión. 

Por ejemplo, el pecado se describe como.

Isaías 1; 6 una llaga podrida 

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino heridas, y moretones y llagas recientes; no están acuradas, ni vendadas ni suavizadas con aceite.

Una pesada carga (Salmo 38:4),

Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza;como carga pesada me abruman

Contaminación (Tito 1:15; 

Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.

2 Corintios 7:1), 

Así que, amados, ya que tenemos estas promesas, alimpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el dtemor de Dios. 

Una deuda que nos ata (Mateo 6:12-15),

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 

Oscuridad (1 Juan 1:6) 

Si decimos que tenemos acomunión con él y andamos en btinieblas, mentimos y no practicamos la verdad;

Una mancha carmesí (Isaías 1:18).

Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

Jesucristo está vivo. Él está con nosotros, una presencia viva, para vencer la desesperación, dar esperanza, perdonar los pecados, quitar nuestra soledad y reconciliarnos con Dios.