La tragedia en la facultades, iglesia, y seminarios es que se forman hombres con conocimiento bíblicos, conocen la palabra de Dios, pero esto nunca va a transformar el mundo, la cuestión no es si ellos conocen la palabra, la cuestión si ELLOS CONOCEN AL DIOS DE LA PALABRA.
Dar una licencia para que un hombre predique solo porque él tiene conocimiento, o habilidad, es como darle una licencia de conducir a un hombre ciego, SI ÉL NO CONOCE A DIOS NO TENDRÍA QUE ESTAR EN EL ALTAR DE DIOS PREDICANDO.
La predicación no es un profesión es una pasión; no es impresionante cuando leemos y recordamos que un sermón produjo 3000 personas arrepentidas y sedientas de conocer al Dios de la palabra, al Dios que predicaban los apóstoles, y nosotros predicamos 3000 sermones y ninguno fue salvo o vino llorando al altar arrepentido o quebrantada buscando al Dios que predicamos.
ESTOS NOS TIENE QUE PERTURBAR, SINO NOS PERTURBA ENTONCES NO CONOCEMOS AL DE LA PALABRA, NUESTRAS PREDICACIONES NO ES POR PASIÓN ES SOLO PROFESIONALISMO SECO, ESO NO SIRVE DENTRO DE LAS IGLESIA.
Reflexión:
Busquemos tener comunión su Espíritu Santo, pero el viene donde es Adorado, Reconocido, y Recibido, Jesús es el más puro de la tierra a los 30 año tenia tanta hambre de Dios como hombre no como Dios, que tuvo que buscar un encuentro con el Espíritu Santo, si Jesús el hijo Dios tuvo que buscar el Espíritu Santo, cuanto más nosotros necesitamos ese encuentro, si anhelamos tener un ministerio poderoso y que nuestras predicaciones produzcan frutos.
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